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NICOA BEY

Francia. Vive y trabaja en Valencia, España

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La profunda obra “DEEP” consiste en una exteriorización del pensamiento subconsciente a través del dibujo automático, donde la imagen y el significado se crean mutuamente mediante una retroalimentación inseparable, como un sueño por descifrar. Influencia del Bosco, simbolismo y detalle minucioso que cuentan historias entrelazadas entre sí, expresan crítica, pensamientos, deseos, personalidades, secretos... y muchas cosas más, algunas personales, según el individuo que lea las visiones. Un viaje de autoconocimiento de dentro a fuera y viceversa, un cuestionamiento de la sociedad, la realidad y nuestro mundo, mezclado con otros, en una autodidaccia tanto pensativa como técnica. ............................................................................................................................................................. Ejemplos de la temática que encierra esta obra, son, la dualidad del humano moderno entre su parte cívica y ciudadana, y su parte animal y natural; uno reniega de sus instintos y los oculta, otro se frustra por no poder vivir tal cual le placiese, naturalmente. El dinero como condicionante y controlador de la vida social, la alienación del ser, el cuestionamiento de la realidad en cuanto a considerar real la que percibimos o se nos hace percibir, o la que intuimos (¿qué es la realidad para una persona sin sentido alguno, pudiendo existir tan sólo en su pensamiento primigenio?). El control de la sociedad por las cúpulas, las mentiras que enmascaran a los seres, la cultura y su verdad, los sueños, el cambio climático contemporáneo, la mala consideración de la mujer, la mujer que se aprovecha de ser la pieza óptima en el juego, según los cánones, los hombres que las pretenden coleccionar, los hombres que se alinean y alienan ante ellas y el supuesto protocolo a seguir para ser un “triunfador”. La verdad perceptiva, mentira mostrada por los medios, la transformación de ésta en verdad real, pues es lo que conocemos, y viceversa, a través de los ojos, los objetivos, la información. Nicolás Amazarray Bey El cuestionamiento del mundo, la posibilidad de lugares fantasiosos, la imaginación como necesidad inevitable, de alivio, de insaciedad, de algo más, de salir de lo cotidiano y tangible, para seres que necesitan más estímulos que los puramente mundanales. El tiempo, su percepción, el establecimiento del todo, del calendario, de las horas, de las semanas, de los años, las vacaciones y nada más que lo masticado y vomitado para ser habitado por seres cómodos y obedientes. El “Yo” sometido por la mutación sufrida por el animal a la hora de, siendo social, ser obligado a socializar concretamente, según un incómodo mecanismo en el que sabemos que algo va mal, porque se nota, pero, seguimos caminando, con los ojos cerrados, sin hacer preguntas.. La mitología, lo extrasensorial, la visión de lo que escapa a los sentidos; el subconsciente y su fruto, su producto puro. Las casualidades y su posible conexión con lo que sea el destino, la interrelación de todo con el todo, no por ese mismo destino, si no por la casualidad, la suerte. Creencias tribales y hereditarias, resquicios que nos impiden no divagar puntualmente sobre el fuego, pedir un deseo soplando velas, pestañas, dientes de león, rompiendo el hueso de la suerte... otro concepto arraigado firmemente en nuestras vidas, irreal pero vivo. Las energías desconocidas, las leyes que rigen de modo superior e ignorado, la reescritura de la historia pretenciosa y general. Las preguntas, el despertar de las mentes, la revolución en el hormiguero. Los caminos, las elecciones, las separaciones y los encuentros, las posibilidades, las opciones, su creación y destrucción. Divago, pero ahí está todo, y lo que falta...

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