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ELISA DE LA TORRE

España. Vive y trabaja en Madrid

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Pinto por necesidad, porque me lo pide el cuerpo, porque no concibo mi vida sin los pinceles. Pinto hasta cuando no pinto, hasta cuando duermo o saco a pasear. No es fácil explicarlo. Hay veces que, cenando o viendo la tele detengo la mirada en uno de los cuadros que hay por casa y tengo la necesidad de modificar algo. Algo que lo está pidiendo la obra o no sé si mi yo interior. Lo que empieza siendo un retoque acaba convirtiéndose en una pelea de unas cuantas horas. El tiempo se para aunque, a veces, el reloj avisa de que hay un mañana, un día siguiente que nos espera. Y mientras tanto, tres paletas tiradas por el suelo, tubos de pintura abiertos, pinceles manchados, un rollo de papel de cocina a punto de acabarse,..... Toca recoger. Me hace gracia cuando la gente habla de que "disfruta pintando". No me pasa eso. Mi estado de ánimo varía, en cuestión de segundos, de la euforia al desánimo y de éste a un sentimiento de rebeldía o enfado. Me peleo con el cuadro. El lienzo se convierte en un campo de batalla. En ese esos momentos, me abstraigo totalmente de la realidad. No existe otra historia que la pelea interna con mi yo, con los colores, la composición, efectos matéricos o de luz. No hay realidad externa en la que apoyarse, siempre caminando sobre un hilo, a punto de caerme. No hay idea preconcebida, ni guión. El mismo proceso de realización me va conduciendo, arriesgando, experimentando, tomando decisiones. Las obras surgen del interior, del diálogo con uno mismo. No se piensa en el espectador o en la posible venta. Se trabaja para uno mismo. Y creedme si os digo que ser tu propio jefe es tener al peor de los críticos metido en casa, Os presento mi trabajo. Creo que lo interesante es el proceso, no el resultado final. Es lo que me lleva a pintar. Y cada obra forma parte de un proceso de aprendizaje vital. De conocerse a uno mismo

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